Desde el principio lo tuve claro. Me iba directa a Mesopotamia de la mano de Ángeles Díaz Simón y su maravilloso libro "Recetas con historia".
Relata la escritora que "no es hasta el segundo milenio a. de C. cuando tenemos recetas propiamente dichas. Hace aproximadamente 4.000 años alguien escribió en unas tablillas de arcilla, que después cocieron cuidadosamente, las primeras recetas de cocina". En la antigua Mesopotamia "controlaban desde hacía mucho tiempo la técnica de manipulación de los cereales y conseguían finas harinas que mezclaban con leche, aceite, semillas, especias y fruta elaborando así cerca de 220 tipos de diferentes panes, dependiendo de los amasados, las cocciones, las formas y los aditivos." Por lo tanto, esto demuestra que estaba ya todo inventado pero, por desgracia, no quedó por escrito.
La receta que sí dejaron es la que he elegido, que explica cómo se hacían las albóndigas de Asurbanipal, el último gran rey de Asiria, famoso por ser uno de los pocos reyes de la antigüedad que sabía leer y escribir.
Como era de esperar, la receta no lleva cantidades, así que la he adaptado para 4 personas.
Ingredientes:
- 750 gramos de carne picada
- Cilantro
- Perejil
- Menta
- 2 cebollas tiernas
- Pimienta negra
- Pimienta blanca
- Sal
- Un huevo
- Un poco de pan remojado (yo lo he remojado en leche). He usado dos rebanadas medianas.
- Harina
- Unas pasas sin semillas
- Aceite para freír las albóndigas
- 200 gramos de nueces
- 200 ml de leche
- 100 ml de nata
- Una granada
Preparación:
En la receta no se especifica el tipo de carne, por lo que lo dejo a vuestra elección. Yo he usado ternera.
Mezcláis la carne con un ramillete de cilantro, perejil y menta picados, una cebolla, también picada muy finamente, pimienta, sal, el huevo batido y el pan remojado en leche y lo amasáis hasta que esté todo integrado. Hacéis bolas del tamaño de una nuez, les introducís unas pasas sin semillas, las pasáis por harina, las freís en aceite de oliva y las vais dejando en un plato con papel absorbente. No sé yo cómo se las apañarían en la antigua Mesopotamia sin ese papel.
La receta solo indica que una vez fritas "se cuezan las albóndigas en una salsa de nueces picadas y zumo de granada", por lo que he tirado de mi recetario para hacer una ligera salsa de nueces:
Sofreís la otra cebolla picada, le añadís las nueces, la leche, la nata, un poco de sal, un poco de pimienta blanca, lo cocéis unos 10 minutos y lo batís con una batidora hasta conseguir una salsa. Partís una granada por la mitad, la escurrís con un exprimidor como si fuese una naranja y le añadís este zumo a la salsa. Lo removéis y se lo vertéis a las albóndigas que habréis puesto en una fuente.
La autora del libro recuerda que, aunque pueda parecer extraña la mezcla, en el Norte de Europa las albóndigas se acompañan con una salsa dulce de grosellas rojas con un resultado parecido.
Observaciones:
Si tenéis ocasión de conseguir este libro, hacedlo. Es una delicia leerlo, además de interesante, entretenido y lleno de fabulosas recetas con miles de años de historia pero de plena actualidad.
En este enlace están todas las recetas del nuevo reto de CTC.